Día Latinoamericano por el derecho al aborto legal, seguro y
gratuito.
*Por María Florencia Actis- Laboratorio de Comunicación y
Género (FPyCS)
Cuando las mujeres reclamamos
cumplimiento de nuestros derechos a una vida digna, no sólo aludimos a
relaciones de pareja sin malos tratos, físicos y verbales, lo que comúnmente se
nomina violencia de género. La dignidad también está dada por la libertad de
expresión y agenciamiento de nuestros proyectos, basados en el deseo y no en el
mandato. El derecho al aborto libre, seguro y gratuito, constituye un punto
nodal desde el cual repensar la condición de sujeto de las mujeres, ya que la
maternidad ha sido el punto nodal de sujeción social y sexual.
El 28 de septiembre es el Día
Latinoamericano por el Aborto Libre, Seguro y Gratuito, y una vez más, activistas
de todos los países del continente salen a la calle a recordar el carácter
fáctico del aborto, y en consecuencia, la necesidad de visibilizarlo y legalizarlo
para evitar muertes de mujeres, centralmente de sectores de bajos recursos. Se estima alrededor de 3.000 muertes por abortos clandestinos desde el retorno de
la democracia en Argentina, y una cifra que oscila las 460 mil y 600 mil de mujeres
que recurren cada año esta práctica, sólo en condiciones de insalubridad y desprotección.
Dejando de lado los debates
filosóficos y las falsas dicotomías que, influyentes sectores religiosos orientan
interesadamente la problemática social del aborto hacia la pregunta existencial
del comienzo de la vida, las
estadísticas patentizan que se trata de una realidad empírica, y que en
situaciones de inseguridad pone en riesgo la vida miles de mujeres.
Cabe destacar que de acuerdo al
testimonio de mujeres con experiencia en abortos quirúrgicos, y también de
médicxs que se han animado a despejar tabúes y asumir una posición favorable a
la legalización del aborto (contraria a la mirada hegemóncia de la comunidad
médica), interrumpir el embarazo es una operación simple, sin margen de
peligrosidad sobre la vida de la madre, en tanto y en cuanto se lleve a cabo en
un hospital, con el equipamiento y la atención profesional requerida por cualquier
procedimiento quirúrgico. Ya lo advirtió Simone de Beauvoir en el año 1949,
cuando escribió el emblemático libro El
Segundo Sexo. “Se pretende que es una intervención peligrosa, pero los médicos
honestos reconocen que el aborto practicado por la mano de un verdadero médico,
en una clínica y con las medidas preventivas necesarias, no comporta los graves
riesgos que cuya existencia afirma el Código Penal. Por el contrario, bajo su
forma actual es como hace correr grandes riesgos a la salud de la mujer”.
Lo que es indiscutible es el
grado de controversia que encierra este tema, y la producción que habilita de
un enorme caudal de mitos y preguntas, cuando la experiencia de abortos en
mujeres de sectores medios y altos, demuestra que la ficción supera la realidad.
Las distintas voces opositoras que vertebran su discurso con el argumento en defensa
de la vida del niñx por nacer, suelen ser los mismos actorxs cuestionadorxs de
medidas de asistencia pública orientadas a mejorar la calidad de vida de la
niñez, como la Asignación Universal por hijx, y criminalizan a lxs niñxs y
jóvenes que por falta de oportunidades, inciden en prácticas delictivas. Por su parte, lxs médicxs
que dicen defender la vida, coincidentemente, suelen defender un provechoso negocio,
que reditúa por aborto entre dos mil y cinco mil pesos.
El tema está instalado en el
debate público y es prioritario en las agendas de las organizaciones feministas,
nacionales e internacionales, pero no todavía de los distintos gobiernos
latinoamericanos. Esperemos que prontamente, deje de ser una lucha border de exclusividad feminista, y
logre interpelar a todas las instituciones sociales, ‘privadas’ y públicas.
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