lunes, 15 de julio de 2013

NOTICIAS DEL NOA EN CLAVE DE GÉNEROS

una buena y una mala


*Por Laboratorio de Comunicación y Género

En esta nota, vamos a recuperar dos noticias provenientes de provincias del noroeste de nuestro país, que dan cuenta de un mapa complejo y a veces contradictorio en materia de géneros y políticas públicas.
En primer lugar, la buena. En el Concejo Deliberante de la ciudad de Salta, se le puso freno en el día de ayer, a un proyecto para declarar como “pro vida” a la ciudad, además de una serie de medidas violatorias de los Derechos Humanos de las mujeres. La iniciativa había sido impulsada por legisladores del Peronismo Disidente de Juan Carlos Romero y fue rechazada por amplia mayoría. Incluía, entre las propuestas, la prohibición del uso y distribución de la “pastilla del día después” en las dependencias de la ciudad, sumado a la suspensión de los protocolos de atención por los abortos no punibles. Este proyecto, festejado por los sectores más fundamentalistas de la iglesia Católica en salta, apuntaba directamente a socavar los logros y conquistas de la lucha del movimiento de mujeres en el país.
Nuevamente, aparece el eufemismo de “Pro vida” para aludir a aquellas posiciones que en realidad atentan contra la vida  y la decisión de las mujeres. Una prueba de esto, es que el proyecto incluía como iniciativa, una asignación para las mujeres que continúen con su embarazo producto de violación. Esta propuesta pone de manifiesto una visión del cuerpo femenino como recipiente, y a las mujeres como objetos, y no sujetas capaces de decidir sobre su sexualidad y su futuro.
La otra noticia desde el NOA, es mala. Alberto, el padre de Paulina Lebbos, aquella joven tucumana de 24 años, estudiante de Comunicación Social, asesinada en febrero de 2006 fue agredido por la policía provincial cuando realizaba un reclamo de justicia frente a la Casa Histórica de Tucumán. Paulina fue violada y asesinada en un confuso episodio donde fue denunciada la alteración de pruebas por parte de la policía y la connivencia con el poder político provincial encabezado por Alperovich.
Según la agencia Red Eco Alternativo, Alberto había denunciado días antes de este ataque, que el asesinato de Paulina habría sido perpetrado por "los hijos del poder", mencionando como uno de los involucrados a Gabriel Alperovich, hijo del gobernador. Posteriormente, el 9 de julio, encabezó una movilización para hacerle llegar a la presidenta Cristina Fernández su reclamo de justicia, en el marco de los actos por el aniversario de la Declaración de la Independencia. Fue en este marco que la policía provincial impidió su llegada a la Casa Histórica.
El femicidio de Paulina y el encubrimiento posterior del poder político, da cuenta del arraigo del machismo en las instituciones. También de una impunidad criminal que deja a las mujeres indefensas ante la violencia sexista culturalmente instalada.
Los dos hechos recientes que citamos aquí, dan cuenta de un camino con marchas y contramarchas, de las correlaciones de fuerzas, pero sobre todo de los logros y dificultades que enfrenta la lucha de las mujeres por una sociedad igualitaria donde todas seamos libres.


martes, 2 de julio de 2013

Laura Bonaparte

Si cerramos los ojos, hay una imagen que domina la escena «humana» de las dictaduras: las Madres de Plaza de Mayo y otras mujeres, Familiares, Abuelas, Viudas,
Comadres de detenidos-desaparecidos o de presos políticos, reclamando y buscando a sus  hijos (en la imagen, casi siempre varones), a sus maridos o compañeros, a sus nietos. Del otro lado, los militares, desplegando de lleno su masculinidad. Hay una segunda imagen que aparece, específicamente para el caso argentino: prisioneras mujeres jóvenes embarazadas, pariendo en condiciones de detención clandestina, para luego desaparecer.
La imagen se acompaña con la incógnita sobre el paradero de los chicos secuestrados, robados y/o entregados, a quienes luego se les dará identidades falsas. De nuevo, del otro lado están los machos militares.

El género en las memorias

Elizabeth Jelin


La resistencia es una mujer con un pañuelo blanco


*Por Juliana Díaz Lozano, Laboratorio de Género y Comunicación



El pasado domingo falleció Laura Bonaparte, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Era entrerriana, tenía 88 años y se definía como feminista. Fue una de las primeras personas en denunciar a las FF.AA. y, en su condición de comandante en Jefe, a la ex presidente Isabel Martínez de Perón, bajo cuyo Gobierno, su hija Aída Leonora, fue asesinada. Meses más tarde, ya luego del golpe del 24 de marzo de 1976, desapareció el padre de sus hijos/as, el bioquímico Santiago Bruschtein, su otra hija Irene Mónica y su marido, Mario Ginzberg. El último fue el menor de sus hijos, Víctor, con su compañera, Jacinta Levi, sacados de su vivienda el 19 de mayo de 1977. En total siete familiares de Laura permanecen desaparecidos/as desde la última dictadura.
A partir de estos sucesos, definió exiliarse en México donde participó de comités de solidaridad y denuncia por lo que sucedía en Argentina e impulsó una campaña internacional para que la desaparición forzada de personas fuera considerada delito de lesa humanidad. Fue observadora de Amnistía Internacional en Guatemala y El Salvador. Además viajó a El Líbano para denunciar las masacres perpetradas por el ejército israelí y a Bosnia en solidaridad con las mujeres musulmanas víctimas de la limpieza étnica realizada por serbios y croatas.
Laura, como otras Madres, simboliza el rol de las mujeres en la resistencia contra la dictadura en Argentina y en Latinoamérica, la conciencia y la lucha que, partiendo muchas veces de lugares tradicionales (madres, hijas, esposas, hermanas), los trascienden, ampliando, desbordando estas definiciones hegemónicamente ligadas a la pasividad y al cuidado.
Algunos apuntes sobre su historia, nos muestran a una joven de 13 años alfabetizando a mujeres detenidas en la prisión de Paraná. O más tarde, ya recibida de psicóloga, la vemos conformando un espacio de asistencia en salud mental a mujeres de clases populares que se atendían en el Hospital Evita de Lanús. En la década de los ´70 fue integrante de las Fuerzas Armadas Peronistas. En su exilio en México participó de grupos feministas y de coaliciones por el derecho al aborto. Ya de regreso en Argentina, participó de diversas organizaciones, entre ellas un grupo de estudio feminista que organizaba la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer (ATEM). Esta actividad la compartía con su militancia en las Madres y dentro del movimiento social. Esta temprana conciencia feminista, que hacía ver las desigualdades de géneros relacionadas con las sociales en una lucha integral, vuelve a la figura de Laura más entrañable, y hace patente que fueron estas mujeres las que marcaron el camino de nuestros pasos y nuestras disputas de hoy. Le atribuyen la frase: “No somos madres míticas, solamente mujeres desesperadas que llegamos a la defensa de los derechos humanos por sufrir un dolor sin nombre”.
Así como Laura Bonaparte,  todas aquellas mujeres que tomaron la escena pública durante y luego de las dictaduras en el continente, rompieron poderosísimas fronteras: las del silencio y la represión militar, poder masculino por antonomasia; pero también los límites que la sociedad acordaba (y todavía acuerda) a las mujeres dentro de la domesticidad, del ámbito privado. Surgieron a las calles desde el dolor y la esperanza para que ahora podamos surgir nosotras, enarbolando un pañuelo blanco que es también denuncia y bandera.


Para leer sobre el tema:
.El género en las memorias, Elizabeth Jelin. En: Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, Siglo Veintiuno editores, España 2001. Cap. 6. Disponible en http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/JelinCap6.pdf
.Un recuerdo para marcha. Nota periodística en el portal marcha.org.ar, disponible en: http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/96-ddhh/3849-un-recuerdo-para-laura