*Por
Juliana Díaz Lozano, Laboratorio de Género y Comunicación. FP y CS- UNLP
Esta semana estuvo en Argentina
la militante y política colombiana Piedad Córdoba Ruiz, integrante de Marcha
Patriótica y referenta de los diálogos de paz en Colombia. En visitas oficiales
y no oficiales, la Senadora destituida señaló la importancia de la
finalización del conflicto armado en su país, impulsado por las políticas
norteamericanas en connivencia con el poder político y económico local.
En sus relatos, denunció las
políticas de ocupación militar, para el control político y el saqueo de las
riquezas planificadas por Estados Unidos en complicidad con el ex presidente
Álvaro Uribe, y específicamente la continuidad del Plan Colombia avalado por
las autoridades de ese país. Igualmente resaltó la importancia de los procesos
de unidad latinoamericanos recientes, como formas de solidaridad entre
gobiernos pero también entre los pueblos.
Las organizaciones de mujeres en
Colombia vienen señalando y denunciando las violencias particulares que padecen
las mujeres en el marco de esta situación. La militarización que sufre
Colombia, y países hermanos como Haití y Honduras, tienen consecuencias especiales
para la vida de las mujeres que pueblan esos territorios. La presencia militar
(ya sea del Ejército como de las fuerzas paramilitares) se traduce en una
situación de violencia extrema hacia las mujeres, manifestada en
confinamientos, violaciones, embarazos forzados, feminicidios. Según afirmó la
Marcha Mundial de las Mujeres, una organización plurinacional de
activistas, en una entrevista que le realizamos: “la impunidad del gobierno y
las fuerzas paramilitares, exacerba la violencia sexista y los valores del
patriarcado, colocando a los cuerpos de las mujeres como territorios del terror
de la guerra".
Piedad Córdoba conforma la
alianza Colombianos y Colombianas por la paz, dentro de la que se encuentra la
Asamblea de Mujeres por La Paz. Este colectivo promueve la
concientización sobre las violencias específicas padecidas por las mujeres en
los últimos diez años en Colombia y sus consignas principales son: “¡Ni un
hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra!”, “por nuestros muertos, ni un
minuto de silencio, miles de años de resistencia”, “¡mi cuerpo es mi casa, mi
casa es mi territorio, no entrego las llaves!”. Esta última frase alude
directamente al avance sobre el cuerpo de las mujeres como primer territorio
del conflicto armado.
Además de las situaciones de
violencia explícita sobre el cuerpo de las mujeres, la guerra en Colombia
implica, según Piedad, cifras alarmantes: 8 millones de personas desplazadas,
más de 60 mil desaparecidos/as y más de 3 mil ejecuciones extrajudiciales. El
avance neoliberal armado dejó en este país a 28 millones de personas en
situación de pobreza y 8 millones de indigentes. Estos números, también tienen
incidencia genérica, ya que sobre las mujeres pesan la resolución de los
problemas económicos domésticos, son quienes encabezan el desplazamiento
forzado en el caso de reclutamiento obligatorio de novios y maridos o el
arrasamiento de territorios. En otros casos, son las mujeres quienes se quedan
en los territorios arrasados por el conflicto, cuidando las tierras para que no
sean ocupadas por las multinacionales.
La figura de Piedad Córdoba
(mujer, latinoamericana y afrodescendiente) nos permite reflexionar de una
manera integral sobre las implicancias del avance de las multinacionales y las
fuerzas armadas. También supone resaltar las resistencias cotidianas de las
mujeres en Colombia y en América Latina, enfrentadas además y muchas veces en
soledad, al desafío de vérselas con la resolución de la cotidianidad en medio
de un contexto de violencia generalizado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario