En la edición digital del diario La Nación, se publicó el martes 3 de abril una nota titulada “Mujeres marcadas con fuego: crece la cifra de hombres que queman a sus parejas”. El texto no fue incluido en la edición impresa del matutino, y en su página de internet lo rotularon de bajo el tag “Violencia de Género”.
El texto explica, en un principio, que el número de mujeres quemadas por sus novios o esposos aumentó desde que se conoció el caso de Wanda Teddei, que ocurrió en febrero de 2010 y que califican como “el más mediático”. Así, sostienen que sin contar las denuncias registradas en 2012, unas 43 mujeres fueron incineradas por sus parejas o ex parejas.
En el texto, las autoras Sol Amaya y Valeria Vera intentan explicar los femicidios de mujeres que son quemadas, a los que llaman “ritual”. “La modalidad se repite como si se tratara de un ritual que aumenta en lugar de extinguirse”, escriben. Los rituales son acciones que tienen un valor simbólico. ¿Pero cuál es el valor simbólico que encierra quemar a una mujer?
Haciendo hincapié en la capacidad modeladora de la cultura de los medios de comunicación, las autoras afirman que “para algunos especialistas, esta suba en las estadísticas tiene una estrecha relación con la mediatización del tema”.
Es decir, que se ubica en el centro el hecho de quemar a una mujer, y no se tienen en cuenta los sentidos sociales que todos los días se negocian en los medios de comunicación respecto de la mujer. En otras palabras: según este artículo, es la mediatización y la visibilización de los femicidios lo que hace que las cifras de mujeres quemadas aumente, y no la difusión constante de una imagen de la mujer objetificada y subordinada, que alimenta la idea de posesión e inferioridad.
Del mismo modo, las autoras del texto mencionan que parte de la solución al problema es la denuncia y la implementación de políticas públicas, como los refugios para mujeres maltratadas.
A través del aporte de cuatro profesionales se buscan respuestas: Ada Beatriz Rico, presidenta de La Casa del Encuentro; Adrián Besuschio, médico psiquiatra, psicoanalista y legista; Horacio Vonmaro, psquiatra; y Adriana Quattrone, terapeuta familiar.
De modo que todas las respuestas provienen del campo del psicoanálisis, dando explicaciones que contemplan la dimensión psicológica de quienes queman a mujeres, dejando de lado el aspecto sociocultural. Aunque sí se menciona el sentimiento de posesión del hombre hacia la mujer: “Bajo esa misma línea se mostró el psiquiatra Horacio Vonmaro, quien se refirió a la propiedad que el hombre siente tener sobre el cuerpo de la mujer; una creencia que lo lleva a disponer de él sin tapujos: "El uso del fuego y del alcohol tienen que ver con la concepción del cuerpo de la mujer como el cuerpo del pecado. Es un simbolismo muy fuerte. El castigo se expresa en quemar el cuerpo como expresión de todo: lo físico, la psiquis, el espíritu. Es una manera de ejercer el dominio absoluto sobre la mujer como una manifestación de posesión y apropiación"”.
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