martes, 26 de noviembre de 2013

Día de la no violencia de género

Por María Florencia Actis*

Desde hace 14 años, cada 25 de noviembre se lleva a cabo oficialmente el día de la no violencia contra las mujeres, luego de que la Asamblea General de Naciones Unidas así lo dispusiese, en conmemoración de los asesinatos perpetrados por la dictadura de Rafael Trujillo en perjuicio de las hermanas Patria, Minerva y Santa Teresa Mirabal, en 1960.

Porque las consignas se sitúan y actualizan conforme a las condiciones sociales  espaciotemporales, la lucha que sale a las calles hoy y congrega miles de mujeres en más de 80 países, se reconfigura como el día de la no violencia de género, nucleando no sólo las demandas de las mujeres, sino también las voces de otrxs sujtexs políticxs, brutal y cotidianamente violentadxs por el sistema patriarcal vigente.  

Como entiende y desarrolla Rita Segato en El Género en la Antropología y más allá de ella, “los géneros constituyen una emanación de posiciones en una estructura abstracta de relaciones fijada por la experiencia humana, acumulada en un tiempo muy largo, que se confunde con el tiempo filogenético de la especie; estructura que impone al mundo una ordenación jerárquica, y contiene la simiente de las relaciones de poder en la sociedad”. Las configuraciones de poder que funda dicha estructura, y los significados que adjudica a cada género, organiza la desigualdad, normaliza el ejercicio de la violencia. En este sentido, el 25 de noviembre se posiciona como una instancia fértil donde intersectar denuncias y transparentar realidades marcadas por la violencia institucional y policial, por la discriminación e indiferencia social, en distintos escenarios públicos y privados.

Una de las banderas que encabeza las manifestaciones en el marco del 25 de noviembre a lo largo del continente, es la que exige aborto legal, seguro y gratuito. En nuestro país, puntualmente es tematizada en diferentes espacios estratégicos de decisión e incidencia política por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Libre, Seguro y Gratuito. También conocida como “campaña verde”, esta iniciativa federal surgida en 2005, sintetiza una correlación de fuerzas y esfuerzos entre organizaciones feministas, en muchísimos aspectos disímiles, una apuesta a una alianza pluridiversa.

 La necesidad de visibilizar con carácter prioritario la clandestinidad del aborto y su impacto en esta fecha, está vinculada a la necesidad de abrir el juego, y abandonar la idea no menos equivocada que unidireccional, de que la violencia de género es la violencia física que ejerce un varón sobre una mujer en el contexto de una relación, o ex relación, sexo-afectiva. También es violencia de género cuando los gobiernos niegan, por acción u omisión, a través de las instituciones del Estado, derechos a las mujeres, soberanía sobre sus cuerpos, y se redimen responsabilidades políticas a la hora de velar por sus vidas. Esta modalidad de violencia instituida, constituye una deuda crucial de las democracias latinoamericanas.

 A tan sólo un día de que alrededor de 20 mil mujeres se reúnan en la localidad de San Juan en el XXVIII Encuentro Nacional de Mujeres, este 25 de noviembre encontró a las mujeres y a todxs aquellxs sujetxs movilizadxs contra de las violencias patriarcales en el espacio público nuevamente, con más ímpetu y formas organizativas de cara a sus reclamos, históricos y emergentes.


*Observatorio de Medios, Comunicación y Género, Centro de Comunicación y Género. 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sobre la elección de Miss Latinoamérica Trans

Por María Florencia Actis*

Esta noche, a las 21 hs, se llevará a cabo en el Teatro Bar de calle 43 entre 7 y 8, el concurso de belleza de trascendencia internacional Miss Latinoamérica Trans, promovida por la Asociación Civil OTrans La Plata, constituyendo la primer convocatoria a nivel local.

Como es de público conocimiento, el popular certamen y el título de Miss Universo, surge y perdura desde los años ’50, como la manifestación sublime de la belleza femenina, personificada en una mujer. Jactándose de evaluar la belleza integralmente, y no acotada al aspecto físico, este evento fue y continúa siendo altamente cuestionado, sobre todo por organizaciones y colectivos del feminismo, por reproducir cánones de belleza restrictivos, productores de estereotipos y de múltiples discriminaciones. Ante todo, atribuye el significado de lo bello exclusivamente a la mujer blanca portadora de una imagen esbelta. A partir de un acuerdo firmado entre la Miss Universe Organization y la Alianza contra la Difamación de Gays y Lesbianas de Estados Unidos, en 2012 se pusieron en discusión las bases del concurso donde se establecía que las aspirantes debían ser nacidas mujeres.

Más allá de la necesidad de relativizar la idea de mujer, comprenderla como categoría contingente y revisar los estatutos que configuran la “personalidad femenina”, también es importante repensar por qué la femeneidad y sus características constitutivas son patrimonio de la identidad “mujer”. El heterosexismo destina de manera privativa sensibilidad, afectuosidad, elegancia, sexappeal, prolijidad para las “nacidas” mujeres. El varón feminizado, las personas trans y las mujeres que reniegan de los mandatos, se definan lesbianas o no, son concebidxs como disidencias respecto del universal varón y mujer, relegadxs al estigma o la compasión de la sociedad.

Otro punto discutible está orientado a la reflexión que insta Néstor Perlongher en “La desaparición de la homosexualidad”, en donde describe el adormecimiento de la fiesta del apogeo que produjo la salida de la homosexualidad a la escena pública, y su posterior normalización. Analogando, vale leer la inserción, no sólo de los cuerpos trans sino de todos los cuerpos,  dentro de los estándares femeninos que proponen los concursos de belleza en clave de operaciones de violencia simbólica, y los costos políticos que conlleva.

Por otro lado, OTrans interpreta al concurso como un nuevo y estratégico escenario desde el cual disputar lugares de reconocimiento y equidad de derechos para la comunidad lgtb. “El certamen es la excusa para dar cuenta del sentido más político de las diferentes realidades que atraviesa la comunidad trans latinoamericana, sin eludir el carácter celebratorio por las conquistas logradas".


* Laboratorio de Comunicación y Género, FPyCS.